Hoy he llevado el coche a que me lo actualizaran y, como teníamos que esperar, nos hemos ido mi padre y yo a dar una vuelta al carrefour, más que nada, porque era lo más cercano y lo único abierto a esa hora. Y una vez acabada la vuelta y como mi padre es más bien parco en palabras, ha venido a mi memoria todas las ocasiones en las que esperaba en el Mall de Estado Unidos.
Hacía tiempo que no pensaba en ese verano. No es que fuera una mala experiencia, más bien la definiría como diferente. Y, a pesar de que mucha gente me dijo que estaba loca por convivir con una familia mormona, yo disfruté con la convivencia. Al fin y al cabo, se trataba de una familia normal, sobre todo, si la comparaba con la de una compañera española, que respetó mis ideas y que nunca trató de imponerme su fe. Lo de aguantar las 3 horas de misa dominical mormona fue elección mía, ya que la idea de ir a misa católica tampoco es que me atrajera mucho y, al menos, le hacía compañía a la otra española.
A pesar de que los mormones parten del cristianismo y según ellos Jesucristo apareció por arte de magia en América para adoctrinarles no sé cuando, son unos racistas y unos machistas de mucho cuidado y eso que ya es ilegal la poligamia. En cuanto a lo primero, porque a nosotras, las españolas, nos miraban con aire superior (cosa bastante inherente a ese país, me parece a mí) porque veníamos “de un país que estaba más debajo de México” (palabras textuales); pero, oooooooh, sorpresa, nos admiraban porque aparte de hablar inglés, hablábamos español, como muy bien me preguntó uno: “¿y tú también hablas español?”. Sin comentarios. Pero que lista que era yo porque hablaba, además de inglés y español (por ese orden), catalán/valenciano, italiano, sabía algo de alemán y entiendo un poco el francés.En lo referente al machismo, si tenemos en cuenta que lo primero que me preguntaban era “¿y tus hijos?” y que había una chica de mi misma edad, 21 añitos en aquel entonces, que tenía ya dos críos y esperaba otro, sobran las palabras. Y si añado a esto que la tercera hora me la pasaba oyendo a las mujeres lo culpables que se sentían cuando sus maridos estaban de mala ostia porque seguro que era culpa de ellas... Sin palabras.Fue una experiencia bastante enriquecedora, ya que aprendí que se puede vivir muy felizmente dentro de una burbuja social, que se puede comprender a un ser humano sin mediar palabra, pero sobre todo que eso de “una única verdad absoluta” es una utopía y cada uno la mira desde su punto de vista.
2 comentarios:
yo tengo un tío en américa, yo tengo un tío en américa!!! taratatataratatataaaaaaa taraaau...
mmmmmmm déjate lo que te tomas... que cada día estás peor!!!!!!
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